Hoy en día, el principal medio que utilizan los clientes para acceder a sus cuentas bancarias es a través de los canales y productos propios de los bancos. Sin embargo, la nueva normativa europea PSD2 ha cambiado las reglas del juego, abriendo las puertas de los servicios bancarios a nuevas entidades. Se trata las Terceras Partes Proveedoras de servicios de pago (TPP), que se pueden clasificar en tres nuevas figuras: PISP, AISP y CISP.
Con la introducción de estas nuevas figuras, los bancos deben ofrecer a sus clientes, comercios y empresas la posibilidad de acceder y realizar operaciones con sus cuentas online a través de servicios terceros. Y obviamente garantizarles las mismas condiciones que si operaran directamente por los servicios oficiales, sin que los terceros proveedores de servicios necesiten estipular acuerdos específicos con los bancos. Todo esto es posible gracias a las API (Interfaces de Programación de Aplicaciones), que constituyen un sistema que ponen los servicios de terceros en comunicación con los bancos de ahí que recopilen la información necesaria para interactuar entre sí y con las empresas.
Lo que hemos descrito destaca como los PISP, CISP y AISP pueden mejorar considerablemente la experiencia de usuario de los consumidores. Sin embargo, existe otro factor estrechamente relacionado con los AISP que cabe mencionar por sus beneficios en los usuarios: las plataformas de Big Data.
Aparte de la extraordinaria ventaja que supone acceder a toda la información de la propia cuenta a través de una única plataforma, los AISP también permiten utilizar estos datos para fines relacionados con el servicio ofrecido (naturalmente previa autorización por parte del interesado).
El aspecto fundamental del proceso de creación de nuevos servicios y productos es su conexión con las plataformas Big Data del mundo bancario y Fintech. Precisamente esa es la forma en la que se estudian y exploran los distintos comportamientos, preferencias y necesidades de los clientes – gracias a los Big Data. Luego, los datos observados se comparan con los obtenidos por los AISP con el objetivo de personalizar aún más las ofertas y acudir de manera más específica a las necesidades de cada consumidor. Está claro que todo este proceso no se desarrolla de forma poco transparente e invasiva para los usuarios: los datos deben recopilarse de conformidad con las legislaciones estrictamente supervisadas por el GDPR y el Consejo Europeo de Protección de Datos. Además, la protección de la privacidad y el procesamiento de datos deben estar en consonancia con el consentimiento proporcionado por los clientes.
¿Ya conoces todas las novedades introducidas por la normativa PSD2? Echa una mirada a nuestro artículo Qué es la PSD2: un paso hacia el open banking para aclararte cualquier duda sobre el tema.